La cultura uruguaya sigue barranca abajo. Adquirió velocidad de crucero durante la temporada 2018. La empinada actividad relacionada con el arte en museos, facultades y centros culturales, ediciones de catálogos, libros y revistas, cursos y conferencias desbordó la capacidad de absorción del más dinámico aficionado. Empero, no consiguió ocultar la depresiva situación actual. Esa trepidante actividad no estuvo acompañada, en la mayoría de los casos, de sólido diseño organizativo. La ausencia de meditada reflexión allanó el camino a la improvisación en la designación de jurados y curadores, la acumulación de muestras improvisadas sin otro mérito que proceder de firmas conocidas, textos superficiales que desestimulan la lectura sin ayudar a la comprensión de la obra, montajes convencionales, descuidada difusión y comunicados reducidos a la simple invitación. A falta de lo esencial, abundó en lo superfluo. Las observaciones escritas en estas páginas en balances anteriores mantienen, sin variaciones, su vigencia en lo referente al persistente desamparo y aislamiento del arte y los artistas nacionales.
La innumerable cantidad de equívocos, olvidos y premiados de dudoso merecimiento fue perforando la credibilidad del Premio Nacional, hoy fuertemente cuestionado en su 58.o edición que tuvo lugar en el Espacio de Arte Contemporáneo. No, como era habitual, en el Museo Nacional de Artes Visuales, ocupado en su totalidad por Aquí soñó Blanes Viale, proyecto de Pablo Uribe. Es la primera vez que la principal pinacoteca del país claudica de su rol fundamental: exhibir el patrimonio histórico nacional; envía a los depósitos toda la colección permanente excepto tres inamovibles telas de Juan Manuel Blanes; desmantela la totalidad de sus salas interiores cedidas a un único artista que, además, borra la vibrante fachada cromática y la cubre con una escala de grises de plúmbea morbidez en alusión al brutalismo arquitectónico. El museo claudica de su identidad y se transforma en un buque fantasma en el parque de diversiones. Durante cuatro largos meses.
El contacto inicial con Aquí soñó Blanes Viale es desorientador; la segunda oportunidad confirma la riesgosa temeridad de Uribe planteada por el curador Carlos Capelán en uno de los librillos editados, al considerar «un museo que omite su voz institucional y consiente en dejar que lo reordenen», «arriesga su prestigio y sus reconocimientos»; el proyecto «no propone nuevos procedimientos políticos, no aspira a la representación de nuevos valores éticos, ni grupos sociales excluidos», «ni repasa ni cuestiona, el andamiaje sociopolítico o conceptual de la institución». Aun la cita fragmentaria, de implacable claridad en dudas anticipadas, dispara la desmesurada ambición de intervenir la colección del museo sin modificar la estructura tradicional. Uribe manipula algunos elementos de la colección, caprichosamente agrupados con resultado decorativo (lunas de Cuneo) o asociaciones incorrectas (tapar un autorretrato manetiano de Barcala con otro de Horacio Torres, para asociar la influencia del taller); alinea paisajes de distinto tamaño y autores cerca del techo, sin importar su visibilidad. Con un equipo de producción impecable, intentó desterrar la subjetividad, pero impuso la indisimulada retrospectiva propia. Uribe, creador de excepcional imaginación, de dilatada y distinguida trayectoria, no logró sostener una poderosa idea rectora y, a pesar suyo, se navegó en lo confuso, difuso e impreciso. Carta de marear es el ejemplo despojado y directo de golpeante imaginación, disfrutable obra celebrada desde la bienal de Curitiba.
Las limitaciones de espacio y la obligada síntesis no permiten ampliar los criterios en el apartado lo mejor del año. Pero es indispensable señalar la revelación de Tali Kimelman, apasionante descubrimiento de innovadora fotografía en Baño de bosque, en seductor montaje, diferente al criterio estético en el 58.o Premio; la brillante e intensa investigación de Laura Malosetti Costa en Tabaré cosmopolita, en perfecta organización; la madurez y renovación de Gustavo Genta en Tribu Espacio Cultural; la precisión relojera del Centro de Fotografía y la extraordinaria proyección pública de fotogalerías; el refinamiento de los arquitectos Girault y Chifflot en dibujos arquitectónicos para el Palacio Taranco exhibidos por primera vez; la inagotable capacidad de Alejandro Sequeira en el diseño gráfico; la formidable tarea de Rulfo, empeñado en documentar en video personalidades del ambiente artístico y cerrar el estimulante ciclo con la aguerrida guatemalteca Regina José Galindo; la asombrosa capacidad de Enrique Graf para organizar el Festival Colonia; la difusión fuera del ámbito académico de la Facultad de Diseño y Urbanismo. La Pupila, única revista de arte de aparición constante, logró redondear una década. Son ejemplos aislados de otro comportamiento intelectual y social en el escenario nacional que, sin embargo, no logran eclipsar las alarmantes carencias y la invasora, frívola vulgaridad dominante. Oscar Wilde sentenció para su época: «tiempos en que solo los torpes son tratados con seriedad». Así como hoy.
Lo mejor del año
DESTACADOS DE LA TEMPORADA
TABARÉ COSMOPOLITA (Museo Zorrilla)
TALI KIMELMAN (Museo Zorrilla, 58.o Premio)
NORA KIMELMAN (mnav) ****
MANOS DEL URUGUAY (mapi)
Los maestros se visitan (Museos Figari, Gurvich, Torres García)
Esperando a Thoreau: expresiones desobedientes(cce)
La correspondencia de las artes: planos originales realizados por los arquitectos Girault y Chifflot(Museo de Artes Decorativas)
Montevideo, la ciudad que nos habita (Cabildo)
EXPOSICIONES INDIVIDUALES NACIONALES
RICARDO LANZARINI, instalación (Galería Xippas)
RIMER CARDILLO, antología (mnav)
TALI KIMELMAN, fotografía (Museo Zorrilla)
NORA KIMELMAN, escultura (mnav) ****
Gustavo Genta, instalación, cinetismo (Tribu Espacio Cultural)
Beatriz Battione, instalación (Sala Carlos F. Sáez)
Analía Sandleris, pintura (mnav)
Eva Díaz, cerámica (Museo Gurvich)
Joaquín Torres García, dibujo (Museo Gurvich)
José Gurvich, pintura (Museo Figari)
Alejandro Sequeira, dibujo (Fundación brou)
Luis A. Solari, pintura (mnav)
Marcelo Legrand, pintura (Museo Blanes)
Raquel Bessio, instalación (Muhar)
Alejandra González Soca, instalación (Museo Blanes)
Nuño Pucurull, objetos (Museo Blanes)
Bernardo Cardarelli, pintura, escultura (Sala Sáez)
Juan Burgos, collage (eac)
Eduardo Mernies, dibujo (Galería Juan Palleiro)
Gustavo Vázquez, pintura (Alianza Francesa)
Milo Beretta y Pedro Figari, pintura (Museo Figari)
Carlos Surraco, arquitectura (cce)
Oscar Bonilla (impo).